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Toda obra de paleoarte representa seres, objetos de estudios paleobiológicos, enmarcados en un espacio y un tiempo, que son observados por nosotros, que también estamos acotados espaciotemporalmente. Se valoran las razones de la importancia histórica del paleoarte, estimando que su arraigo es resultado de la triple interacción entre la esfera científica, artística y social. Al explorar el papel que juegan los contextos sociales y la cultura popular en el paleoarte, se consideran cinco etapas: (1) las ilustraciones científicas, (2) las narrativas vinculadas al inicio de la paleontología como disciplina, (3) la irrupción de los museos didácticos, (4) el paleoarte y la independencia de los paleoartistas y (5) la implicancia popular y de las redes sociales. Los paradigmas que subyacen en estas etapas ponen de relieve cómo las emociones, la enseñanza, la pedagogía y las exigencias de la cultura popular están presentes, en mayor o menor medida, en las estéticas paleoartísticas. Finalmente, para entender lo que comunica el paleoarte, se utilizan los ejes de la espacialidad para captar los distintos niveles de información que transmiten sus producciones.